Escuchar es prestar atención al otro como un todo e ir despejando, paulatinamente, variables del contexto que interfieren en un acercamiento profundo. Aislando dichas variables y conociéndolas, podremos penetrar en “su mundo” y hacer el proceso de escuchar realmente efectivo.

Claro que parte de una escucha significativa radica en comprender al sujeto que habla dentro de su contexto, pero al reconocer las variables que lo afectan y considerar su peso específico, nos permite entender lo que escuchamos: escuchar más que oir.

Si logramos comprometernos en este nivel de escucha profunda tanto del otro como de nosotros mismos en la acción de escuchar, podremos acceder paulatinamente a un nivel de relación que, además de facilitar la resolución del problema, genere nuevos caminos para el crecimiento personal y social/laboral.

Escuchar, en un ambiente natural, léase actuando desde mi legitimidad como persona natural, podría resultar fácil.

En un entorno laboral, por ejemplo, esta tarea reviste de mayor dificultad, pues percibimos roles, funciones más que personas. Es decir, nos habla el jefe o el empleado o el compañero que es ingeniero o relacionista industrial, no percibimos un nombre, una persona, solo un rol y lo que este representa para mí.

Por esta, entre otras razones, la escucha no es espontánea, suele brotar del rol que desempeñamos más que de nosotros mismos.

Para el fluido funcionamiento entre compañeros de trabajo /vida, hemos de aprender a escuchar, no solo lo que dice el otro sino porque lo dice, en que tono, ante cuales circunstancias, cuando…
Sin desconocemos estas variables resulta arduo el proceso de comprensión, más aun conectar una vía de comunicación alterna que nos permita entender los mensajes, conocer la situación y generar soluciones.

Sea cual sea el cargo/rol que desempeñemos en la empresa , ambiente laboral o social, es imprescindible saber ESCUCHAR
Esto es parte fundamental de la inteligencia emocional , por no decir que es la base de la misma.

No es un simple valor añadido, escuchar, dentro del contexto de Inteligencia Emocional es el valor que todos necesitamos manejar para hacer de nuestro día a día un exitoso camino.

Ese camino es lo que importa, los objetivos se cumplen andando.

Ponerme en el lugar del otro sin juicios de valor (y sin atavismos que frecuentemente de forma casi inconsciente nos aprisionan) es la piedra angular de este buenhacer en nuestro diario vivir.

Si logro abandonar mi posición de doctor, jefe, empleado, padre, maestro, etc… y solo y suficiente, por cierto, SOY PERSONA podré ubicarme con fluidez en el otro y desde su perspectiva de las cosas, escuchar, entender y atender, en consecuencia, el actuar será más sencillo y efectivo.

Podemos estar tan estresados o bloqueados en situaciones de trabajo donde los compañeros o jefes no escuchan y se nos hace imposible el establecimiento de vías de comunicación fluidas, y nos encontraremos muy frustrados. Esto se aprende.

Que las emociones son solos nuestras y diferentes en cada individuo, todas igual de respetables, y que los objetivos aunque parecidos nunca, nunca serán los mismos, eso nos hace diferentes y únicos.

Enfocarnos en el auto entendimiento, conciencia, el reconocimiento de nuestras propias emociones y las ajenas, el adecuado manejo de los sentimientos y pensamientos, es un arduo trabajo que necesita mucha constancia y dedicación como también, a veces, una guía.

Hoy les brindamos esta primera semilla, a germinar en quien nos lee, sobre el arte de aprender a SER.

 

Lic. Coral Camargo de Canelón

Psicólogo Orientador

coralcamargo@gmail.com